La fe y la razón

Este pasado mes, participamos en un curso sobre el Cristianismo y, sinceramente, aprendimos mucho. Mientras estábamos inmersos en esta experiencia de aprendizaje, tuve la oportunidad de encontrarme con un libro que me cautivó, y no pude resistir la tentación de leerlo. Debo decir que me dejó una profunda impresión.

Aunque admito que no estoy completamente familiarizado con el contexto del Papa Benedicto XVI, reconozco su eminencia como teólogo. Es importante destacar que, independientemente de si estamos de acuerdo o no con las opiniones y acciones de alguien, su intelecto no puede ponerse en duda. Considero al Papa Benedicto XVI un gran maestro de la Palabra, y en muchas de las ideas que encontré en su obra, estoy de acuerdo. Claro está, nadie es infalible, y no es necesario compartir todas sus creencias, pero su capacidad para hacer que cualquier lector comprenda y profundice en el conocimiento de Dios es lo que realmente importa.

El núcleo central de los discursos en este libro gira en torno a la relación entre la fe y la razón, abordada desde perspectivas teológicas y filosóficas y expresada en un lenguaje accesible.

Citando un fragmento de un comentario del libro del maestro José María Barrio-Maestre en su ensayo “Circularidad fe-razón en Joseph Ratzinger/Benedicto XVI“: “Se refiere a la mutua interdependencia entre la fe y la razón, ya que ambas son formas de conocimiento humano y una se encuentra en el contexto de la otra. En este sentido, podríamos decir que se necesitan mutuamente y existe una convergencia fundamental entre ellas. Esto establece un tipo de círculo hermenéutico en el que la razón debe ser entendida desde la perspectiva de la fe, y viceversa”.


Aquí te comparto algunas de las citas que me impactaron profundamente en el libro, y te animo a leerlo, incluso si no estás de acuerdo con todas sus ideas, ya que puede enriquecer tu comprensión o entender un poco más sobre el punto de vista de otros:

“Sólo la razón creadora , que en el Dios crucificado se ha manifestado como amor, puede realmente mostramos el camino. En el diálogo, hoy tan necesario, entre laicos y católicos, los cristianos tenemos que estar atentos a seguir siendo fieles a la línea básica de vivir una fe que procede del Logos, es decir, de la Razón Creadora, y por consiguiente está abierta a todo lo que es verdaderamente racional.” (Conferencia en Subiaco)

Lo que más necesitamos en este momento de la historia son individuos que, a través de una fe iluminada y vivida, presenten a Dios en este mundo como una realidad creíble. El testimonio negativo de cristianos que hablaban de Dios mientras vivían de espaldas a él ha oscurecido la imagen de Dios y ha abierto las puertas a la increencia. Necesitamos hombres que tengan su mirada dirigida a Dios para aprender de él el verdadero humanismo. Necesitamos hombres cuya mente esté iluminada por la luz de Dios y a los que el propio Dios abra el corazón para que su inteligencia pueda hablar a la inteligencia de los otros y su corazón pueda abrirse a los demás. Sólo a través de hombres tocados por Dios, puede el propio Dios volver a habitar entre nosotros”  (Conferencia en Subiaco)

“Ser portador de tal misión es excitante y arriesgado. Requiere la humildad de someterse, de escuchar y de obedecer. Se trata, no de hacer valer lo propio, sino de mantener abierto el espacio para el hablar del Otro, sin cuya Palabra presente todo lo demás cae en el vacío. El Magisterio bien entendido debe ser un servicio humilde para que siempre sea posible la Teología verdadera, y así se puedan oír las respuestas sin las cuales no podemos vivir rectamente” (Discurso en la Universidad de Navarra)

La deshelenización surge inicialmente en conexión con los postulados de la Reforma del siglo XVI. Respecto a la tradición teológica escolástica, los reformadores se vieron ante una sistematización de la teología totalmente dominada por la filosofía, es decir, por una articulación de la fe basada en un pensamiento ajeno a la fe misma” (Discurso en la Universidad de Ratisbona)

“Dios no nos deja andar a tientas en la oscuridad. Se ha manifestado como hombre. Es tan grande que se puede permitir hacerse muy pequeño. « El que me ha visto a mí, ha visto al Padre », dice Jesús ( Juan 14:9 ) . Dios ha asumido un rostro humano. Nos ama hasta el punto de dejarse clavar por nosotros en la cruz, para llevar los sufrimientos de la humanidad hasta el corazón de Dios” (Homilía en Ratisbona)


La verdad me encanto poder leer desde otra perspectiva, pude aprender más y pude expandir mi visión; lo importante no es lo que nos divide, sino lo que nos une. Dios viene por una sola Iglesia y todos tenemos la responsabilidad de que sea una pura y sin mancha.

¿Tú qué piensas al respecto? Me gustaría conocer tu opinión.

Con cariño,

Mar

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