Arrepentimiento
Estuvimos en un campamento la semana pasada y tuvimos que estudiar acerca del arrepentimiento, te queremos dejar nuestras notas. Esperamos que te sirvan y puedas conocer más acerca de este tema.
El significado bíblico de arrepentimiento es dejar el pecado o cesar de pecar, es redimirse de cualquier acción mala o dañina. Arrepentirse es cambiar de opinión o dejar a un lado algún compromiso por su procedencia, es la de no desviarse del buen caminar marcado por Dios.1
“Porque después que me aparté tuve arrepentimiento, y después que reconocí mi falta, herí mi muslo; me avergoncé y me confundí, porque llevé la afrenta de mi juventud. ¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿no es niño en quien me deleito? pues desde que hablé de él, me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se conmovieron por él; ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová.”
Jeremías 31:19-20 RVR1960
“Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento”
Mateo 9:13 RVR1960
«Ser cristiano significa perdonar lo inexcusable en otros porque Dios perdonó lo inexcusable en ti» C.S. Lewis
“Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!”
Hechos 11:18 RVR1960
El arrepentimiento y la fe pueden ser entendidos como “dos lados de la misma moneda”. Es imposible poner tu fe en Jesucristo como el Salvador, sin primeramente cambiar tu mentalidad acerca de quién es Él, y lo que Él ha hecho. Ya sea el arrepentirse de un rechazo obstinado, o arrepentirse de ignorancia y desinterés – es un cambio de mentalidad. El arrepentimiento bíblico, en relación con la salvación, es cambiar tu mentalidad del rechazo a Cristo a la fe en Cristo.2
¿A dónde huiré de su espíritu? ¿A dónde huiré de su presencia? ¿A dónde, hermano, sino, mediante el arrepentimiento, a la misericordia de aquel cuyo poder habías despreciado al pecar? Nadie puede huir efectivamente de Él a no ser huyendo hacia él, huyendo de su severidad a su bondad. En efecto, ¿qué lugar te recibirá en tu fuga donde no te halle su presencia? Si subes al cielo, allí está él; si desciendes al infierno, allí está. Toma, pues, tus alas y ponlas en dirección recta y mora en esperanza en las extremidades de este mundo: allí te llevará su mano y te guiará su derecha. […] ¿En mérito a qué sino a lo que dice a continuación: Reconozco mi maldad y mi pecado está siempre en tu presencia? ¿Qué le ofreció al Señor para tenérselo propicio? Si hubieses querido un sacrificio, dijo, te lo hubiese ofrecido; pero los holocaustos no te deleitan. El sacrificio para Dios es un corazón atribulado; un corazón contrito y humillado, Dios no lo desprecia. Así, pues, no sólo le ofreció devotamente este sacrificio, sino que también mostró con esas palabras lo que convenía ofrecerle. No basta, en efecto, mejorar las costumbres y apartarse de las malas acciones si no se satisface a Dios por todo cuanto se ha hecho mediante el dolor de la penitencia, el gemido de la humildad, el sacrificio de un corazón contrito y la colaboración de las limosnas. (San Agustín. Sermón 351, 12)
El arrepentimiento es un don, no es algo que aparezca en nosotros de forma natural. El arrepentimiento necesita de la Gracia de Dios que nos mueve a sentir dolor por los pecados cometidos y acercarnos a Dios con humildad. La soberbia intentara hacernos creer que esto no es necesario, ya que nos bastamos con nosotros mismos.3
Ejemplo: En la infancia y adolescencia de San Agustín, Dios no estuvo presente; o más bien, Agustín no permitió que estuviera presente. Incluso rehuyó de Él. Pasó varios años alejado de la fe, como cuenta en Las Confesiones, su libro autobiográfico. No sería por su madre Mónica, quien rezaba y lloraba para que Agustín abrazara a Dios. No obstante, pasados los años, sin ver satisfecha su vida, fue encontrando en Dios el sentido de su vida. Un día, en un jardín privado, le ocurrió algo que le despejó de toda duda. Así fue su conversión:
Mas yo, tirándome debajo de una higuera, no sé cómo, solté la rienda a las lágrimas, brotando dos ríos de mis ojos, sacrificio tuyo aceptable. Y aunque no con estas palabras, pero sí con el mismo sentido, te dije muchas cosas como éstas: ¡Y tú, Señor, hasta cuándo! ¡Hasta cuándo, Señor, has de estar irritado! No te acuerdes más de nuestras maldades pasadas. Me sentía aún cautivo de ellas y lanzaba voces lastimeras: «¿Hasta cuándo, hasta cuándo, ¡mañana!, ¡mañana!? ¿Por qué no hoy? ¿Por qué no poner fin a mis torpezas ahora mismo?».
Decía estas cosas y lloraba con muy dolorosa contrición de mi corazón. Pero he aquí que oigo de la casa vecina una voz, como de niño o niña, que decía cantando y repetía muchas veces: «Toma y lee, toma y lee» (tolle lege, tolle lege).
De repente, cambiando de semblante, me puse con toda la atención a considerar si por ventura había alguna especie de juego en que los niños acostumbrasen a cantar algo parecido, pero no recordaba haber oído jamás cosa semejante; y así, reprimiendo el ímpetu de las lágrimas, me levanté, interpretando esto como una orden divina de que abriese el códice y leyese el primer capítulo donde topase.
Porque había oído decir de Antonio que, advertido por una lectura del Evangelio, a la cual había llegado por casualidad, y tomando como dicho para sí lo que se leía: «Vete, vende todas las cosas que tienes, dalas a los pobres y tendrás un tesoro en los cielos, y después ven y sígueme». Se había la punto convertido a ti con tal oráculo.
Así que, apresurado, volví al lugar donde estaba sentado Alipio y yo había dejado el códice del Apóstol al levantarme de allí. Lo tomé, lo abrí y leí en silencio el primer capítulo que se me vino a los ojos, que decía: No en comilonas y embriagueces, no en lechos y en liviandades, no en contiendas y emulaciones sino revestíos de nuestro Señor Jesucristo y no cuidéis de la carne con demasiados deseos.
No quise leer más, ni era necesario tampoco, pues al punto que di fin a la sentencia, como si se hubiera infiltrado en mi corazón una luz de seguridad, se disiparon todas las tinieblas de mis dudas.
Después entramos a ver a mi madre, indicándoselo, y se llenó de gozo; le contamos el modo como había sucedido, y saltaba de alegría y cantaba victoria, por lo cual te bendecía a ti, que eres poderoso para darnos más de lo que pedimos o entendemos, porque veía que le habías concedido, respecto de mí, mucho más de lo que constantemente te pedía con sollozos y lágrimas piadosas.4
“No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento”
Lucas 5:32 RVR1960
¿Qué es el arrepentimiento, y qué pasa cuando uno se arrepiente?5
- Hay convicción
- Hay tristeza según Dios
- Hay confesión – “Confesaos vuestras ofensas unos a otros” (Santiago 5:16)
- Se deja el pecado – “Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?” (Romanos 6:2)
- Hay restitución – “Hoy ha venido la salvación a esta casa” (Lucas 19:9)
- Hay un cambio de corazón – “la tristeza del mundo produce muerte” (2 Corintios 7:10)
Lo que no es el arrepentimiento
El arrepentimiento verdadero:
- No es solamente un cambio de mentalidad
- No es solamente estar triste por los pecados que han sido cometidos
- No es afiliarse a una iglesia
- No es solamente confesar el pecado
- No es meramente reformarse
Verdades fundamentales
1. El arrepentimiento es un mandato – Dios (Hechos 17.30), Cristo (Mateo 4.17), Juan el Bautista (Mateo 3.2) y los apóstoles (Marcos 6.12; Hechos 2.38; 20.21), todos predicaron acerca del arrepentimiento y lo ordenaron como un mandamiento esencial en la fe cristiana. Dios mandó a que se enseñara acerca de esto “en todas las naciones” (Lucas 24.47).
2. Es esencial para la salvación – “Antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (Lucas 13:3) | “el alma que pecare, esa morirá” (Ezequiel 18:4) | “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19).
3. Es la condición para la remisión de pecados –“que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones” (Lucas 24:47).
4. Precede toda acción de gracia divina y toda ordenanza cristiana – “El arrepentimiento y el perdón de pecados” (Lucas 24:47) | “Arrepentíos (…) para que sean borrados vuestros pecados” (Hechos 3:19) | “Arrepentíos, y bautícese cada uno” (Hechos 2:38)
5. Más allá de poder arrepentirse – “Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero, y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio” Hebreos 6:4–6
Espero que este estudio de gustara, te voy a dejar las fuentes de los libros y paginas de internet. Es un estudio muy sencillo pero espero que te guste muchísimo. Te dejamos el PDF también.
Saludos,
Sergio Tinoco
Fuentes:
1. https://www.significadobiblico.com/arrepentimiento.htm
2. https://www.gotquestions.org/Espanol/arrepentimiento-salvacion.html
3. https://www.religionenlibertad.com/blog/46540/la-puerta-de-la-misericordia-es-el-arrepentimiento-san-agustin.html 4. https://www.agustinosrecoletos.com/2020/04/san-agustin-conversion-las-confesiones/
5. http://www.elcristianismoprimitivo.com/doct27.htm
דירות דיסקרטיות בגבעתיים
Everything is very open with a very clear clarification of the challenges. It was really informative. Your website is useful. Many thanks for sharing!
Mar
Thank you!